lunes, 15 de diciembre de 2008
Leo & Co.
En 1979 yo trabajaba como ilustrador en los medios gráficos.
En " El Periódico" , edición de Madrid, Fernando Jáuregui, redactor jefe a la sazón, me pidió una idea sobre una posible tira dibujada, para ilustrar las páginas dedicadas a las elecciones municipales de Madrid.
Estas elecciones, para aquellos que erais unos niños, o no habíais nacido aún, tenían un cierta importancia histórica, ya que representaban el primer ejercicio democrático que se proponía a los españoles, después de cuarenta y tres años de régimen caudillista.
Los partidos más significativos que presentaban candidatos eran, el Partido Comunista ( Ramón Tamames ), el Partido del Centro Democrático ( José Luis Álvarez ) y el Partido Socialista ( Enrique Tierno ).
Conviene recordar que, en aquellos primeros años de la llamada Transición, las calles eran escenario frecuente de enfrentamientos entre grupos de personas no adscritos a los partidos oficiales que, sobre todo aquellos que eran afines al régimen extinguido, se caracterizaban por su violencia y una cierta impunidad. En los círculos periodísticos próximos a las ideologías llamadas "progresistas", se especulaba con una posible complicidad de los cuerpos policiales, no depurados en su obediencia al régimen anterior.
La situación se manifestó de forma especialmente grave en algunos medios de comunicación que sufrieron atentados con víctimas, y en otros, como el nuestro, en el que se hizo necesaria la presencia permanente de un retén de policía, dadas las reiteradas amenazas de las que eramos objeto, incluso personalmente.
El proyecto de una tira seriada alusiva a las elecciones, planteaba una dificultad mayor, al carecer, por definición, de guión, ya que se trataba de reflejar los acontecimientos " en caliente".
Por otra parte, dado el ambiente imperante, la referencia a unos personajes reales - mi estilo gráfico tiene carácter realista - perfectamente identificables no estaba exenta de riesgos, de todo orden, incluido el legal.
Esa fué la razón por la que escogí situar la acción en un imaginario país anglosajón -más habituales en las historias de la serie negra- y traté de jugar con la ironía, en una traducción "spaghetti" de los nombres reales de los protagonistas.
En " El Periódico" , edición de Madrid, Fernando Jáuregui, redactor jefe a la sazón, me pidió una idea sobre una posible tira dibujada, para ilustrar las páginas dedicadas a las elecciones municipales de Madrid.
Estas elecciones, para aquellos que erais unos niños, o no habíais nacido aún, tenían un cierta importancia histórica, ya que representaban el primer ejercicio democrático que se proponía a los españoles, después de cuarenta y tres años de régimen caudillista.
Los partidos más significativos que presentaban candidatos eran, el Partido Comunista ( Ramón Tamames ), el Partido del Centro Democrático ( José Luis Álvarez ) y el Partido Socialista ( Enrique Tierno ).
Conviene recordar que, en aquellos primeros años de la llamada Transición, las calles eran escenario frecuente de enfrentamientos entre grupos de personas no adscritos a los partidos oficiales que, sobre todo aquellos que eran afines al régimen extinguido, se caracterizaban por su violencia y una cierta impunidad. En los círculos periodísticos próximos a las ideologías llamadas "progresistas", se especulaba con una posible complicidad de los cuerpos policiales, no depurados en su obediencia al régimen anterior.
La situación se manifestó de forma especialmente grave en algunos medios de comunicación que sufrieron atentados con víctimas, y en otros, como el nuestro, en el que se hizo necesaria la presencia permanente de un retén de policía, dadas las reiteradas amenazas de las que eramos objeto, incluso personalmente.
El proyecto de una tira seriada alusiva a las elecciones, planteaba una dificultad mayor, al carecer, por definición, de guión, ya que se trataba de reflejar los acontecimientos " en caliente".
Por otra parte, dado el ambiente imperante, la referencia a unos personajes reales - mi estilo gráfico tiene carácter realista - perfectamente identificables no estaba exenta de riesgos, de todo orden, incluido el legal.
Esa fué la razón por la que escogí situar la acción en un imaginario país anglosajón -más habituales en las historias de la serie negra- y traté de jugar con la ironía, en una traducción "spaghetti" de los nombres reales de los protagonistas.
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